Amenazas Domésticas

La serie de pasteles sobre papel de lija Amenazas Domésticas, toma elementos del arte folclórico mexicano —máscaras, animales tallados en madera, figuras de papel maché y juguetes— para formar vívidas representaciones que combinan realidad y fantasía. Durante mis viajes al centro de México dedico mucho tiempo a visitar las tiendas locales de máscaras, mercados y bazares en búsqueda de las figuras que luego poblarán mis pinturas. Me gusta tomar objetos muy antiguos con un pasado mexicano único —muchos han sido usados en diversas celebraciones religiosas— y les doy una segunda vida, por decirlo de alguna manera, en el Nueva York del presente. Cuando vuelvo a casa, leo muchísimo y averiguo todo lo que puedo sobre ellos. Uso estos objetos no solo para reemplazar a los actores humanos sino como potentes símbolos: una amalgama de recuerdos de mi infancia, sueños medio olvidados e imágenes que vienen de la literatura, del arte precolombino y del cine (sobre todo de las películas mudas alemanas y las obras de Alfred Hitchcock y Orson Welles). Este trabajo sigue evolucionando desde hace más de una década. La imaginería es autobiográfica y muy personal, pero muestra asociaciones universales.
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En todos mis pasteles utilizo mi apartamento de West Village o una casa Sears de 72 años de antigüedad en Virginia como fondo. Estos son lugares en los que he vivido, por lo que la realidad de mi entorno es una parte fundamental de mi trabajo. Como si fuera un director de cine, selecciono y organizo un grupo de figuras artísticas folclóricas en una habitación en mi apartamento. Ilumino la escena con dos o más focos de tungsteno para crear sombras dramáticas, misteriosas e inexplicables. Generalmente dejo toda la escena armada por varias semanas y durante ese tiempo trabajo en las ubicaciones, la iluminación, el diseño, pero sobre todo, trabajo para crear una narrativa acerca de la interacción que está teniendo lugar entre los "actores". (A menudo la narrativa se insinúa en el título de la obra).

Cuando todo está listo, tomo dos negativos a color con la cámara de fuelle de 4" × 5". Con una fotografía de 24” x 20” como referencia, creo un pastel de 58" × 38" (generalmente un proceso de entre tres y cuatro meses). También realizo obras más pequeñas (que también me insumen varios meses), pero me gusta más el desafío más difícil de trabajar en un formato grande. Hago las mezclas con mis dedos y meticulosamente aplico docenas de capas de pastel sobre papel de lija libre de ácidos. Con esta técnica, inventada por mí, puedo conseguir texturas ricas y colores vibrantes. Creo que estoy forzando la técnica del pastel al límite, ya que lo uso de maneras en que nadie más lo había usado antes.

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